RCM
– Mantenimiento Centrado en la Fiabilidad
RCM o Mantenimiento Centrado
en la Fiabilidad, se basa en el análisis para desarrollar un programa de una manera eficiente mediante
el mantenimiento preventivo de una instalación.
Como toda herramienta de
calidad se basa en unos principios, globalidad, priorización, especificación,
vigilancia continua y objetividad; para poder llevar a cabo la implantación del
RCM es necesario realizarse las siguientes preguntas.
1. ¿Cuáles son las funciones
deseadas para el equipo que se está analizando?
2. ¿Cuáles son los estados de
falla (funcionales) asociados con estas funciones?
3. ¿Cuáles son las posibles
causas de cada uno de estos estados de falla?
4. ¿Cuáles son los efectos de
cada una de estas fallas?
5. ¿Cuál es la consecuencia de
cada falla?
6. ¿Qué puede hacerse para
predecir o prevenir la falla?
7. ¿Qué hacer si no puede
encontrarse una tarea predictiva o preventiva?
También se puede realizar una
serie de indicadores claves para ver el funcionamiento del sistema, podemos
destacar: n.º de averías, n.º de piezas defectuosas, costes de mantenimiento…
Con ello lo que se busca en
que siempre existe una oportunidad de mejora en los procesos de mantenimiento
pues podemos estar trabajando con conceptos erróneos. Para comenzar el análisis
RCM hay que desglosar las actividades/funciones, pero también hay que buscar la
posibilidad que existan funciones asociadas a la función principal. Una vez
definido la función, hay que hacer una clasificación de las posibles fallas de
la función, y diferenciar entre efectos y consecuencias de la falla, es decir,
el efecto es la descripción cuando
sucede la falla mientras la consecuencia es el impacto que provoca.
En el proceso nos podemos
encontrar con fallas ocultas, son aquellas que son provocadas por sistemas de
prevención de fallas, puede ser el caso de un fusible, siempre hay que realizar
una trazabilidad hacia atrás para cubrir todas las posibilidades.
Entonces una vez con el
problema descrito tenemos que tratar cual es la mejor solución, por ello
podemos optar por una serie de distintos tipos de mantenimientos:
• Mantenimiento predictivo, enfocado a la búsqueda de
indicios o posibles síntomas que pueden provocar fallas en el sistema.
• Mantenimiento preventivo, hace referencia a realizar una
inspección periódica de la función.
• Mantenimiento correctivo, en este caso se busca una
solución una vez producido el fallo, pero hay que tener cuidado pues si la
consecuencia es grave puede implicar un alcance mayor y pérdida económica
importante.
• Mantenimiento detectivo, consiste en probar los distintos
dispositivos para ver donde pueden fallar y conseguir con anticipación detectar
posibles focos de falla.
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