LAS FUERZAS DE KURT LEWIN
En la era de la
transformación digital, la implantación de los avances tecnológicos en las
organizaciones da lugar a nuevos escenarios más eficientes, colaborativos
y dinámicos. Pero no todo son ventajas: dicha implantación debe ser
llevaba a cabo por los integrantes de las empresas, que no son otros que los
empleados. La adaptación de estos a las nuevas herramientas o aplicaciones no
sigue un camino fácil, ya que se trata de procesos largos, complejos y con
constantes dificultades.
Para facilitarlo, existen algunas técnicas que ayudan a simplificarlo. Una
de ellas es El Análisis del Campo de Fuerzas desarrollado por Kurt
Levin.
Lewin, que es considerado
el padre de la psicología moderna, vivió el conductismo imperante vigente en la
época de la Primera guerra Mundial.
Según esta línea de
pensamiento, se consideraba al comportamiento humano como resultado de la
influencia del entorno en los individuos. Con respecto a esto, no compartía esa
visión de considerar a las personas un agente pasivo que reacciona ante
estímulos. Sino que estas actúan según el modo en el que perciben las
interacciones con el entorno. Por lo que fue dicha interacción, fue el elemento
fundamental para el desarrollo su análisis.
Para su famosa Teoría de Fuerzas de Campo, se inspiró en teorías
provenientes de la física cuántica y la relatividad. De donde
tomó prestada la idea de campo de fuerza, entendido como una zona en el espacio
donde existen diversas propiedades representadas a través de magnitudes
físicas.
Así, aplicó el concepto físico de campo de fuerzas a su teoría para poder
explicar los factores ambientales que afectan e influyen a la conducta humana.
Y estableció aquello que ocurre en el proceso de cambio, en el que cada parte de ese campo de fuerza afecta a todas las demás. De esta forma, Lewin representa su teoría sobre el comportamiento humano a través de la siguiente ecuación:
C=f (P,M)
C: Comportamiento.
P: Persona.
M: Entorno.
Su significado no es
otro que el comportamiento es función de la persona y su entorno. Estando la
persona determinada por sus características genéticas aprendidas en contacto
con su entorno.
El fin de esta
técnica, por tanto, es explicar los factores ambientales que influyen en la
conducta
De tal forma que, si no hay cambios en el entorno o espacio vital (campo
psicológico) del individuo, tampoco habrá cambios en su conducta.
Para comprender el
comportamiento humano se deben analizar las variables que intervienen en él en
tiempo real
Pero no de forma
aislada una a una, si no de manera holística en su conjunto.
La fuerza: Cuando existe una necesidad se produce una fuerza o campo de fuerzas que
da lugar a que se produzca la acción. Siendo esta, por tanto, la
motivación, la causa que da lugar a la acción. En su caso la conducta, responde
a una mezcla de diferentes fuerzas.
La tensión: Es la diferencia entre el objetivo a conseguir y el estado actual en el
que nos encontramos o se encuentra la organización.
La necesidad: La necesidad es la que genera con su aparición, el inicio de la tensión.
Ya que la necesidad de alcanzar la meta fijada despertará una tensión entre la
situación actual y esa necesidad de conseguirla.
El cambio solo será
eficaz si se comprometen con él las personas involucradas
Por ello, el centro
del cambio se encuentra en el comportamiento del grupo a través de factores
como las normas, roles procesos sociales e interacciones.
Este modelo será
apropiado en estructuras jerárquicas de arriba-abajo con estilos de gestión de
directivos y de control. Por tanto, esta técnica es empleada en las
organizaciones que buscan implementar cambios o mejoras dentro de los procesos
o departamentos, así como el empleo de nuevas herramientas que mejoren la
eficiencia y productividad de la empresa.
El elemento común en todas estas situaciones en las que se produce un
cambio es la reacción de enfrentamiento entre los elementos
impulsores y represores de los individuos al introducir un elemento nuevo
dentro de la empresa.
Estos elementos a los que se denominan fuerzas se dividen en fuerzas
impulsoras y represoras. Estas primeras favorecen el cambio puesto que son
las que nos acercan a nuestro objetivo. Mientras que, en el caso de las segundas,
lo evitan, son las que pretenden conservar el status quo y
frenan el cambio.
A través del
enfrentamiento de ambas mediante un diagrama de correlación en el que se
represente su peso, podremos conocer lo factible o no que será alcanzar el
objetivo establecido. Además de conseguir identificar los factores, tanto
externos como internos, que pueden apoyar el cambio y reconocer aquellos que
puedan estar reprimiéndolo. Lo que será de vital importancia, ya que para
conseguir que se produzca un cambio será necesario, no solo centrarse en
aquellos factores que lo favorezcan, sino en contrarrestar, minimizar y
eliminar aquellas resistencias que dan lugar a las fuerzas negativas o
represoras.
De esta forma lo que se consigue, es vencer la resistencia al
cambio originada por la brecha existente entre la situación actual y la
que se desea lograr. Averiguando, qué es lo que impide, impulsa o
favorece a conseguirlo y generar con ello las alternativas necesarias
para reforzar lo positivo y prescindir de lo negativo.
Para conseguir que
dicha brecha desaparezca, se deben fijar con claridad los criterios con los que
trabajar y desarrollar el diagrama de Análisis de Fuerzas.
En primer lugar, se debe tener claro el objetivo que deseamos
alcanzar y hacia el cual dirigir los esfuerzos. Para ello, se debe
conocer las condiciones actuales de la empresa utilizando auditorías,
inspecciones, entrevistas, etc. A partir de ello, se conocerá dónde se
encuentra la empresa y hacia dónde quiere ir.
Posteriormente, se define e identifica cuales son por un lado las
fuerzas impulsoras, y por otro las fuerzas restringentes a través de
un brainstorming (lluvia de ideas). Tras ello, se debe priorizar y
asignar peso a cada una de las fuerzas, para a continuación enfrentarlas y
averiguar cuál tiene mayor poder y así, tomar medidas para controlar y reducir
las fuerzas restringentes y maximizar las impulsoras. Para asignar el valor de
cada una de las fuerzas en conflicto, se deberán tenerse en cuenta los costos,
riesgos, personas, tiempo y oportunidades que pueden aparecer.
Tras ello, se identificarán cuáles son las fuerzas que se pueden
suprimir y cuales ampliar para conseguir equilibrar el conjunto y
alcanzar una solución adecuada.
Y, por último, se debe realizar un análisis que determine si se han
tenido en cuenta todos los factores indispensables, y crear un plan de
acción en el que se reúnan los cambios a llevar a cabo y los indicadores para
determinar la positividad o no de los mismos.
Lewin sintetiza estas fases en:
– Descongelamiento: en un primer momento se busca el descongelamiento de
la situación o estado de equilibrio. Este proceso es necesario para vencer
la resistencia tanto grupal como individual y, preparar así a la
organización para aceptar el cambio. Entendido este último como algo necesario.
De esta forma, se busca romper el estado de equilibrio antes
de dar lugar a una nueva forma de operar.
– Movimiento: en esta etapa será fundamental propiciar actitudes diferentes y
fomentar todos aquellos comportamientos dirigidos a que el cambio llegue
a efectuarse. Será importante mantener una adecuada comunicación con los
líderes y seguidores de la organización. Además de, la necesidad de motivar a
los trabajadores de manera que consigan alcanzar innovadoras formas de
relacionarse, trabajar y aprender nuevas actitudes y valores. De esta forma,
será más sencillo que los individuos involucrados consideren el cambio como una
situación que les hace más libres y productivos, de tal forma que este se vea
impulsado.
– Recongelamiento: esta etapa se alcanza únicamente cuando el
cambio ya se ha establecido en la empresa y los participantes estén
comprometidos con la nueva forma de pensar o trabajar. Esta fase es
necesaria, ya que, de lo contrario, el cambio podría no afianzarse y ser algo
coyuntural y pasajero. El objetivo será dar estabilidad al nuevo estado de
equilibrio alcanzado con el cambio. Para lo cual será imprescindible reconocer
y recompensar tanto individual como grupalmente la aceptación e incorporación
del cambio cultual, normativo, político y de desempeño de la actividad
laboral.
Por último, las ventajas de este método son:
·
La estimulación de la creatividad a través de las lluvias de ideas.
·
La mejor focalización del objetivo enfocando la atención en problemas
tangibles evitando así la dispersión de ideas.
·
La identificación de puntos fuertes y débiles, así como cuáles deben
impulsarse y cuáles reducirse.
·
Establecer una adecuada estrategia de recursos humanos que permita prevenir
o incluso evitar el rechazo a los cambios en las organizaciones.
·
La implicación de los empleados aporta soluciones más eficaces al tratarse
de visiones reales y no teóricas, y aumenta la motivación y sentimiento de
pertenencia de los trabajadores.
En conclusión, El Análisis de Campo de Fuerzas permite dirigir la
organización hacia procedimientos más eficientes y productivos, mejorar
el rendimiento global o de departamentos en concreto e introducir nuevas
herramientas que supongan un cambio notorio en el modus operandi de
los empleados.
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